septiembre 30, 2015

Guía a Tu Corazón - Día 2



"Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el SEÑOR tu Dios, sino que temas al SEÑOR tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del SEÑOR y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien?" Deuteronomio 10:12-13


Como vimos ayer, la carga de Dios es ligera y su yugo es fácil (Mateo 11:30). Lo que Él nos pide es simple, y no está en las profundidades del mar, ni en las alturas del cielo para que no lo alcancemos. Sino que es muy accesible, está en nuestra boca y en nuestro corazón, para ponerlo por obra (Deuteronomio 30:11-14). Está a nuestro alcance y al final, cuando lo hayamos cumplido, ¡nos irá bien!


Pero, si es así, ¿por qué nos cuesta tanto obedecer a Dios?

Para obedecer a Dios, tenemos que guiar a nuestro corazón. Nuestra voluntad, nuestra inclinación, y nuestro instinto pasan a segundo plano, y lo primero es la voluntad de Dios. Esto requiere que muramos a nosotros mismos. Que muramos a nuestra carnalidad; a todos los deseos de nuestro corazón que no van conforme a la voluntad de Dios. 
"Porque si ustedes viven conforme a la carne, morirán, pero si por el Espíritu hacen morir la manera de vivir de la carne, serán salvos" Romanos 8:13


Muchas veces, si no es la mayoría del tiempo, nosotros nos dejamos llevar por nuestro corazón. Nos preguntamos... ¿qué quiero ahora? ¿Cómo me siento? ¿Cuál es mi meta? ... Todo es MI deseo, MI sentimiento, MI meta... yo, yo, yo... Esta es nuestra carnalidad. En contraste, lo que deberíamos preguntarnos es... ¿qué quiere Dios de mi? ¿Cómo se siente Dios respecto a esto? ¿Qué plan tiene Dios para mi vida y su pueblo?

Una vez logremos enfocarnos en lo que Él quiere de nosotros, y logremos amarlo y servirlo con todo nuestro corazón, nos daremos cuenta que ¡desde un principio eso es lo mejor para nuestra vida! Encontraremos la plenitud del gozo. Encontraremos VIDA. ¡Y nos irá bien!

El problema es que para llegar a eso se requiere morir a la carnalidad. Y hoy hay muy pocos que están dispuestos a eso. Yo quiero ser una de esos pocos. Quiero alimentar mi alma y mi corazón con vida. Por eso, reverenciaré a Yahweh mi Dios. Me conduciré en sus caminos. Amaré y serviré a Yahweh mi Dios con todo mi corazón y con toda mi alma. Guardaré sus mandamientos y sus estatutos. Y guiaré mi corazón, en vez de ser guiada por mi corazón. 



Guiaré mi corazón, en vez de ser guiado por mi corazón.

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