septiembre 29, 2015

EXODO 24: Una Cita con Dios



UNA CITA CON DIOS
Después de que Dios les dio algunos mandamientos y dijo que Él enviará a un ángel delante de ellos para conquistar Canaán, Dios hizo una cita con Moisés y 70 ancianos.
(Éxodo 24:1-2) Entonces Dios dijo a Moisés: Sube hacia el SEÑOR, tú y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel, y adoraréis desde lejos. (2) Sin embargo, Moisés se acercará solo al SEÑOR, y ellos no se acercarán, ni el pueblo subirá con él.

El mandato de Dios era para que lo adoren y para preparar al pueblo para que las tablas de los mandamientos les sean entregadas. Y una vez más el pueblo se comprometió a guardar y obedecer estos mandamientos (Éxodo 19:8).
(Ex. 24:3) Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras del SEÑOR y todas las ordenanzas; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que el SEÑOR ha dicho.

Desde el principio de la creación, se puede ver que el deseo mayor de Dios es tener a un pueblo santificado, apartado para él. Pero desde el Jardín del Edén, el hombre ha pecado en contra de Dios, y pareciera que cada vez se va apartando más. Si vemos la historia de Noé, de la Torre de babel, y de Sodoma y Gomorra, vemos que la tendencia del hombre es “pecar”. Y una tras otra vez, Dios con su infinita misericordia, nos llama y nos corrige y nos trata de regresar a su camino.


Eso es lo que estaba pasando aquí con el Pueblo de Israel. El pueblo había sido esclavo en Egipto por unos 400 años, y habían llegado al punto en que ya ni siquiera conocían al Dios de sus padres. Por eso, Dios tenía que presentarse delante de ellos, mostrarles qué es lo que Él requiere para entrar en santidad, y recordarles de Su poder y majestad.

Pero antes de presentarse ante el pueblo, el pueblo se debía preparar para no morir por la presencia de Dios: alabanzas y sacrificios de paz.
(Ex. 24:4-8) Y Moisés escribió todas las palabras del SEÑOR. Levantándose muy de mañana, edificó un altar al pie del monte, con doce columnas por las doce tribus de Israel. (5)  Y envió jóvenes de los hijos de Israel, que ofrecieron holocaustos y sacrificaron novillos como ofrendas de paz al SEÑOR. (6) Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad de la sangre la roció sobre el altar. (7) Luego tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, y ellos dijeron: Todo lo que el SEÑOR ha dicho haremos y obedeceremos. (8) Entonces Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que el SEÑOR ha hecho con vosotros, según todas estas palabras.

OFRENDA DE PAZ
Las ofrendas que ofrecieron a Dios fueron “ofrendas de paz”. La ley de cómo se ofrecerá este tipo de ofrendas la pueden encontrar en Levítico 3 y en Levítico 7:11-38. Cuando la ofrenda consistía de carne, parte de este sacrificio se quemaba, pero otra parte se la debían comer entre los sacerdotes y los que presentaron la ofrenda.
(Levítico  7:15) En cuanto a la carne del sacrificio de sus ofrendas de paz en acción de gracias, se comerá el día que la ofrezca; no dejará nada hasta la mañana siguiente.

Esto mismo fue lo que hicieron Moisés, Aarón, Nadab y Abiú con los 70 ancianos en este día que Dios los convocó.
(Ex. 24:9-11) Y subió Moisés con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; (10) y vieron al Dios de Israel, y debajo de sus pies había como un embaldosado de zafiro, tan claro como el mismo cielo. (11) Mas El no extendió su mano contra los príncipes de los hijos de Israel; y ellos vieron a Dios y comieron y bebieron.

DIOS CARA A CARA
Es increíble leer que estas 70 personas que subieron con Moisés, Aarón, Nadab y Abiú vieron al Dios de Israel. ¡Y no sólo lo vieron, sino que también comieron y bebieron con Él! Pudieron compartir con él de las ofrendas de paz que le habían ofrecido. Tal como Dios mandó que se hiciera con las ofrendas de paz en Levítico 7. ¿Cómo pudo Dios haber comido con ellos si no era hombre, con carne y huesos?

En el versículo 10, también dice que debajo de los pies del Dios de Israel, “había como un embaldosado de zafiro, tan claro como el mismo cielo”. Ezequiel también vio algo parecido en dos de sus visiones…
(Ezequiel 10:1) Entonces miré, y he aquí, en el firmamento que estaba sobre las cabezas de los querubines, como una piedra de zafiro de apariencia semejante a un trono apareció sobre ellos.

(Ezequiel 1:26-28) Y sobre el firmamento que estaba por encima de sus cabezas había algo semejante a un trono, de aspecto como de piedra de zafiro; y en lo que se asemejaba a un trono, sobre él, en lo más alto, había una figura con apariencia de hombre. (27) Entonces vi en lo que parecían sus lomos y hacia arriba, algo como metal refulgente que lucía como fuego dentro de ella en derredor, y en lo que parecían sus lomos y hacia abajo vi algo como fuego, y había un resplandor a su alrededor. (28) Como el aspecto del arco iris que aparece en las nubes en un día lluvioso, así era el aspecto del resplandor en derredor. Tal era el aspecto de la semejanza de la gloria del SEÑOR. Cuando lo vi, caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba.

Si unimos las visiones de Ezequiel con lo que experimentaron las personas con Moisés, podíamos decir que en ese momento, Dios descendió sobre la tierra con todo y su trono. [Si quieren estudiar más sobre el trono de Dios, les recomiendo leer Apocalipsis 4].

Otra cosa interesante del versículo 11, es que dice “Mas El no extendió su mano contra los príncipes de los hijos de Israel”. En otras palabras, ellos pudieron estar en la presencia del Dios viviente, ¡sin morir! Lo curioso de esto, es que unos capítulos después de este evento, Dios mismo le explicó a Moisés que nadie puede verlo cara a cara y vivir…
(Ex. 33:20) Y añadió: No puedes ver mi rostro; porque nadie puede verme, y vivir.

Pero tal vez más curioso aún es la razón por la que Dios le explicó esto a Moisés. Leamos el contexto…
(Ex. 33:16-23) ¿Pues en qué se conocerá que he hallado gracia ante tus ojos, yo y tu pueblo? ¿No es acaso en que tú vayas con nosotros, para que nosotros, yo y tu pueblo, nos distingamos de todos los demás pueblos que están sobre la faz de la tierra? (17) Y el SEÑOR dijo a Moisés: También haré esto que has hablado, por cuanto has hallado gracia ante mis ojos y te he conocido por tu nombre. (18) Entonces Moisés dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. (19) Y El respondió: Yo haré pasar toda mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del SEÑOR delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión. (20) Y añadió: No puedes ver mi rostro; porque nadie puede verme, y vivir. (21) Entonces el SEÑOR dijo: He aquí, hay un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; (22) y sucederá que al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. (23) Después apartaré mi mano y verás mis espaldas; pero no se verá mi rostro.
¿Por qué le habrá pedido esto Moisés a Dios, si en Éxodo 24 dice que lo vio? Además que en ninguna parte de la biblia se ha oído de alguien que haya tenido la relación y la convivencia que Moisés tuvo con Dios… Está será una pregunta que permanecerá un misterio por ahora…

EN EL MONTE
Luego de compartir la comida del sacrificio y ver a Dios, Moisés les dio unas instrucciones a los ancianos, y subió al monte donde estaba la gloria de Dios…
(Ex. 24:12-18) Y el SEÑOR dijo a Moisés: Sube hasta mí, al monte, y espera allí, y te daré las tablas de piedra con la ley y los mandamientos que he escrito para instrucción de ellos. (13) Y se levantó Moisés con Josué su ayudante, y subió Moisés al monte de Dios, (14) y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros. Y he aquí, Aarón y Hur están con vosotros; el que tenga algún asunto legal, acuda a ellos. (15) Entonces subió Moisés al monte, y la nube cubrió el monte. (16) Y la gloria del SEÑOR reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día, Dios llamó a Moisés de en medio de la nube. (17) A los ojos de los hijos de Israel la apariencia de la gloria del SEÑOR era como un fuego consumidor sobre la cumbre del monte. (18) Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.


Es increíble ver que a los ojos de Israel, la gloria de Dios parecía un “fuego consumidor”, no como un lugar al que alguien pudiera o aún quisiera entrar. Pero para Moisés, esta era otra historia… la presencia Dios fue tan gloriosa que pudo permanecer allí, sin bajar, por cuarenta días y cuarenta noches.  Tal vez por eso no debería de sorprendernos de ver cual fue la reacción del pueblo… historia que veremos cuando estudiemos Éxodo 32.





¿QUÉ APRENDISTE?

1)  ¿Qué hizo Moisés después de oír las palabras de Dios? (Lista las 6 razones)


2)  ¿Qué respondió el pueblo al oír las palabras que Moisés leyó? (7)


3)  ¿Quiénes subieron al monte? ¿Qué vieron? (9-11)


4)  ¿Qué dijo Dios que le daría a Moisés? (12)


5)  ¿Qué había en el monte? (15-17)


6)  ¿Cuánto tiempo estuvo Moisés en el monte? (18)






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